Algunas de mis obras

Esta obra de J.L. Saura, titulada «Recuerdos de una tarde en Paris» es un óleo sobre lienzo de 69x85cm enmarcada en una caja americana de gran calidad, lo que realza su estética. Creada en 2012, la obra está acompañada de un certificado de autenticidad emitido por el autor.

Copia del original.

En esta obra, nos transportamos a un rincón sereno de un parque en pleno esplendor otoñal. Un banco verde de madera, situado en medio de un sendero cubierto por un manto de hojas doradas, parece invitar al descanso y la contemplación. La naturaleza que lo rodea se viste con vibrantes tonos amarillos y ocres, mientras los árboles al fondo permanecen llenos de verde, creando un contraste armónico entre las estaciones. La luz tenue que atraviesa las hojas realza la textura y profundidad de la escena, evocando una sensación de nostalgia y calma, como si el tiempo se detuviera para dar paso a la reflexión en ese refugio natural.

En este cuadro capturo la serenidad de un río en calma, donde los árboles y una pequeña barca parecen detener el tiempo. Cada pincelada busca reflejar la tranquilidad del paisaje, invitando a sumergirse en la quietud de la naturaleza.

Esta acuarela captura la quietud del río fluyendo suavemente entre juncos, bajo la mirada de árboles en calma. El verde del campo evoca una sensación de serenidad, transportándonos a ese rincón de la naturaleza donde el agua y la tierra se encuentran en armonía.

Este cuadro captura la delicadeza de las flores en tonos suaves de púrpura y rosa, trayendo un toque de naturaleza a cualquier espacio. Cada pincelada está cuidadosamente trabajada para resaltar la textura y el contraste de luz, dando vida a los pétalos.

Dos rosas en contraste, reflejando la dualidad del tiempo y el ciclo de la vida. Las pinceladas suaves y detalladas buscan capturar la delicadeza y fragilidad de cada pétalo, mientras los tonos cálidos y apagados muestran la belleza que persiste incluso en los momentos de decadencia. Este cuadro al óleo, parte de mi serie de 2020, explora la relación entre la naturaleza y el paso inevitable del tiempo.

Este díptico captura la transición de colores y emociones a través de dos estaciones otoñales. Cada cuadro refleja la misma esencia, pero con una paleta cromática que narra la evolución de la naturaleza: desde el verde vibrante y las sombras profundas del final del verano hasta los rojos y dorados que abrazan el otoño en su apogeo. La conexión entre los árboles nos recuerda cómo el cambio es inevitable, pero también hermoso.

Este óleo captura la delicadeza de las uvas recién recogidas envueltas en un humilde papel kraft, contrastando con un fondo oscuro y una tela azul profunda. La textura detallada de cada elemento, desde la suavidad de las uvas hasta los pliegues del papel, aporta una sensación de serenidad y equilibrio. Esta composición busca resaltar la belleza en lo cotidiano, invitando al espectador a contemplar los detalles que a menudo pasan desapercibidos.